26.4 C
Buenos Aires
InicioEconomíaEl retorno de los brujos

El retorno de los brujos

Parecía que Milei iba como una tromba a entregarse a los brazos de Macri. Siguió de largo y se metió en el túnel del tiempo. Le ofreció a Rodolfo Barra ser nada menos que el procurador del Tesoro, el cargo que hoy tiene Carlos Zannini. Es el abogado del Estado y tiene un agenda millonaria de entuertos a resolver.

Primero que nada, los US$ 16.000 millones que la jueza de Nueva York Loretta Preska le ordenó pagar a YPF por aquel chiste macabro que fue la expropiación de las acciones de Repsol en la petrolera. Barra estuvo en los orígenes del gobierno de Menem, cuando asumió como secretario de Obras Públicas de José Roberto Dromi.

Es una estrella del derecho administrativo que ha patrocinado a varios gobiernos de provincias en demandas a la Nación, como la que ganó San Luis en 2015 por recortes al sistema previsional. Este año patrocinó a Gildo Insfrán en una causa en la que se le impugnaba la candidatura a la octava reelección. Acompañó a aquel gobierno de Menem en cargos principales, fue secretario de interior de Eduardo Bauzá, juez de la Suprema Corte, convencional constituyente, ministro de Justicia y titular del ORSNA, el ente controlador de aeropuertos, es decir del grupo Eurnekian, mentor institucional del nuevo presidente. Al final de aquel gobierno, fue presidente de la Auditoría General de la Nación, cargo que pertenece a la oposición y desde donde controló a Fernando de la Rúa.

Detalle central que devela la metodología de construcción del Gabinete de Javier Milei: no conoce personalmente al nuevo presidente, que ya lo confirmó en el cargo. Para conocerlo, viajó de Punta del Este el jueves, después de admitir – en un almuerzo con amigos en Shelter, frente a la plaza de José Ignacio, que fue su despedida de la vida civil – que a Milei lo vio apenas un par de veces por TV.

QUÉ REFORMA LLEVARÁ AL CONGRESO

Dromi, que fue el autor de las leyes de reforma del estado y de emergencia que se aprobaron en el origen del mandato de Menem, completa el elenco de las estrellas del derecho administrativo que hay que seguir de cerca en el armado del nuevo gobierno.

Más allá de la suerte que tengan las relaciones de Milei con Mauricio Macri, Dromi ha participado de un grupo cercano al mandatario electo con funcionarios de aquellos años, que tiene algo que decir si un gobierno promete reformas. De ese grupo forman parte Roque Fernández y Carlos Rodríguez, y el enlace con la mesa chica ha sido Victoria Villarruel.

Un cable pelado que cuesta localizar hizo estallar la relación de Rodríguez con la mesa chica de Milei. Rodríguez reaccionó y renunció a cualquier compromiso con el nuevo gobierno. Eso ha congelado la cercanía de Dromi con la reforma que quiere llevar Milei al Congreso en el discurso inaugural de su mandato.

¿PICHETTO HAN DICHO?

Quien quiera conocer esa reforma cuenta con un testimonio público del contenido. Lo desarrollaron Dromi y Miguel Pichetto en un libro de campaña este año. ¿Pichetto han dicho?

Este diputado electo deja esta semana su cargo como miembro del colegio de auditores, en donde representó a los diputados de Juntos por el Cambio. Jugó en las PASO con Horacio Rodríguez Larreta, pero fue electo diputado por Buenos Aires. Pichetto está llamado a ser un hombre fuerte en la nueva legislatura.

Ahora puede contribuir también como mentor de esa reforma que explicaron con Dromi en el libro «Como recuperar el desarrollo argentino: Plan de gobierno 2023-2027 (Ed. Hispania Libros / Ciudad Argentina, está en las mejores librerías, y en las peores también).

Por si faltase, hay un segundo tiempo, en el libro «Identidad de la República» que desarrolla los principios de esa reforma a través de conceptos como soberanía del pueblo, supremacía constitucional, división de poderes, prejudicialidad, misiones de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, federalismo de provincias con regiones económico-sociales y autonomía municipal.

Quien quiera una síntesis, que se busque el escrito con las tareas que debe atender el nuevo gobierno, documento que ha hecho circular Dromi con el título de «10 Prioridades administrativas para la estabilidad monetaria, el equilibro fiscal y el desarrollo económico» (Centro de Estudios Políticos y Administrativos», 2023).

DE LA MOTOSIERRA A LA MANICURA

Esa minuta no va de motosierra sino de lima fina de alta manicuría y propone una serie de reformas menos hirientes para el electorado, si se las compara con la vehemencia del Milei, que agita espíritus como un animal de TikTok.

Se presentan como reformas realizables dentro de la ley y que llaman a un debate menos excitado que el que altera los ánimos de los cantamañanas que profetizan desastres a abismo abierto después del 10 de diciembre.

Una de las prioridades es «Reconvertir empresas industriales deficitarias del Estado, en empresas mixtas con participación de Nación, Provincias, trabajadores e inversores, para lograr la rehabilitación de una economía rentable.»

La idea de Dromi es que no estamos en los ’90 porque no tenemos nada que vender en un país donde todo está muy barato. Crear empresas mixtas es más atinado y tendría menos resistencia de la oposición.

Aunque no se sabe aún quienes serán oficialismo y quiénes oposición en este juego de disfraces: los que ganaron piden agua a los que perdieron, y los que perdieron quieren facturar como si hubieran ganado.

También busca avanzar en la integración «de empresas mixtas internacionales con países limítrofes o no, para la producción e industrialización de recursos naturales, compartiendo aportes entre los Estados e inversores privados.

Otro ítem propone «Capitalizar el patrimonio de las empresas estatales o con participación estatal, con la incorporación a su activo del valor de los recursos naturales de su pertenencia, habilitando nuevas emisiones de acciones de propiedad pública para garantizar otros proyectos de inversión y desarrollo».

Y uno más pide reactivar la actividad minera en todo el país, aun en regiones en donde hay restricciones, cumpliendo con los resguardos ambientales necesarios. También dispara la reglamentación de un artículo dormido de la constitución del ’94, que propone la división del país en regiones y la reducción del número de municipios para agruparlos por partidos.

CLÁUSULA DEMOCRÁTICA PARA GREMIOS Y PIQUETEROS

Las prioridad que más resistencia puede causar, en caso de plantearse como proyecto de ley, es para «Democratizar las organizaciones sociales como “instituciones de administración pública no estatal” (clubes, sindicatos, cooperativas, asociaciones civiles y afines) garantizando la periodicidad de los mandatos, la reducción en la duración de los cargos y admitiendo la reelección por una vez».

Es avanzar sobre sindicatos y organizaciones piqueteras. Los gremios son patrimonio de los caciques sindicales que se eternizan en los cargos, algo que intentó revertir en el año 2000 Patricia Bullrich como ministra de Trabajo y perdió aquella batalla.

Más difícil será intervenir en la vida interna de las organizaciones sociales, que nacen bajo liderazgos genuinos con más legitimidad que muchos dirigentes partidarios. Llevarlos a una orgánica legal para evitar el clientelismo puede desnaturalizar esos liderazgos.

Ya el sistema de partidos sufre los efectos negativos de la estatización de las elecciones internas de candidatos, que impuso la ley de PASO creada por el peronismo en 2010 para hacerle la vida imposible a la oposición del no peronismo.

El peronismo nunca hace primarias – impone listas únicas – pero fuerza a todos a ir a primarias. La vez que el peronismo lo intentó, en 2015, perdió las elecciones por los efectos destructivos de la disputa entre Julián Domínguez y Aníbal Fernández.

Este año las PASO pulverizaron a Juntos por el Cambio, que estalló por los aires por la competencia entre Macri-Bullrich y Larreta. Perdió 18 puntos desde 2021 y en 2023 se quedó fuera del ballotage.

MUERTE SÚBITA PARA EL MODELO REGENCIA

La primera vez que Mauricio Macri abrió la boca en público sobre el triple entuerto entre él, Javier Milei y Patricia Bullrich, ocurrió en un rincón del Salón Dorado del Teatro Colón. Apareció con aviso de pacificación en el cóctel de despedida que dio Horacio Rodríguez Larreta.

Prueba de ese gesto fue su concurrencia a territorio enemigo y que, a la vista de todos, protagonizara una coreografía profesional, muy acorde con el escenario que brinda el Colón, para eludir el saludo con Patricia.

En ese rincón del Salón Dorado, Macri conversó con una decena de periodist@s y blanqueó lo que se conocía hasta ese momento por filtraciones deliberadas de su oficina: no comparte la incorporación de Bullrich al gabinete de Milei, considera que él ya hizo lo que debía, que fue apoyar a la fórmula de Milei para que perdiese Massa, que los legisladores de su fuerza van a apoyar las “leyes del cambio”, y que éste no es su gobierno.

Ocurrió horas antes de que Milei confirmase la designación de Patricia. Si quería quebrar el pacto de Acassuso y desairar a Macri, lo logró. No sabe en qué jardín se mete. Macri admitió apenas que cruza cada tanto un whatsapp con Milei. Interesante gesto de Macri, que no suele hablar sino en televisión – en reportajes domesticados.

La entrevista en vivo por radio y TV le dan al invitado el control total de la situación. Nadie agrede al entrevistado so riesgo de que se enoje y se vaya. El entrevistador reza para que el invitado se quede. Por eso vale esta confesión del Salón Dorado.

La aparición de Mauricio en ese sarao al que concurrieron varias tribus del oficialismo porteño selló el final del fugaz modelo regencia que intentó Macri sobre Milei con el Pacto de Acassuso. Pérez Galdós describió con crudeza la regencia de María Cristina de Borbón, entre 1833 y 1840: «No hay cabeza que administre y gobierne.

Todo se vuelve aquí intrigas y discursos, miedos grandes de mujeres y ambiciones pequeñas de hombres». Parece una viñeta del equipo de transición que aloja en el hotel Libertador.

UN PRESIDENTE DISFUNCIONAL, JURA CON LO PUESTO

El intento fugaz de Macri de ejercer la regencia trata de suplir la disfuncionalidad de que haya sido elegido un presidente que no tiene partido, ni equipo, ni territorios, ni gobernadores ni legisladores. Eso convierte a su gobierno en una situación que sólo se justifica por la solidez del sistema electoral argentino, que ha vuelto a funcionar. Incluso aunque el electo contradiga los technicals básicos de la política.

Milei incumple el primer deber de un político, que es tener poder. Y busca asumir sin poder, repartiendo las áreas de gestión hacia las corporaciones. YPF va al grupo Techint, relaciones exteriores a uno de los Werthein, el gabinete al grupo Eurnekian, la educación al ala conservadora de la Iglesia – una lindeza del conservador que se dice liberal -los planes sociales a los sindicatos, Aerolíneas a los empleados, etc. De manual: el candidato de la plutocracia arma un gabinete corporativo.

Menos liberal no se consigue, y lo explica la necesidad de suplir la debilidad. Como tampoco tiene mandato, cada corporación le aporta el suyo. Un regente en una monarquía gobierna hasta que el heredero tenga la edad para asumir el trono.

En este caso, hasta que logre algún poder propio El regente suele ser un noble sin los atributos de sangre para ser coronado. Una regencia fue lo que ejerció Cristina de Kirchner sobre Alberto Fernández. En 2019 no podía ser candidata por el desprestigio ante el público, pero se impuso como regente de Alberto hasta licuar su presidencia.

Macri tampoco pudo ser candidato en 2023 por las mismas razones que Cristina. Intentó ser el regente de Patricia, pero la ayudó tanto que le hizo perder las elecciones. En la charla de Acassuso pareció proponer un intento de regencia sobre Milei. La audacia de Patricia le mejicaneó ese rol y lo sacó del juego. Ahora Milei juguetea con su designación en el Ministerio de Seguridad.

Es conmovedora la vocación que tiene ella por el cargo, cuando tiene un pasado insurgente, aunque no ferretero. Sólo Milei la imaginó, cuando era chico, manipulando bombas en jardines de infancia.

Patricia sabe seguramente que ejercer ese cargo reporta popularidad, como la que ella cosechó en las encuestas entre 2015 y 2019. La razón es sencilla: la Argentina es uno de los 4 países con menos inseguridad de América Latina en cualquier medición seria. Con poco que haga el responsable del área le reporta buen imagen.

MAS NOTICIAS
NOTICIAS RELACIONADAS