Ignacio Lucero es uno de los tres andinistas argentinos desaparecidos en la Cordillera de Chile, es un experimentado guía de montaña y vuelve a enfrentar una situación límite en las alturas junto a Raúl Espir, intendente de General San Martín, Sergio Berardo, un escribano también oriundo de La Pampa Esta vez, al mendocino el desafío se lo plantea el cerro Marmolejo.
Lucero tiene 49 años, es guía de montaña, instructor nacional de andinismo y guía de trekking en cordillera. Realizó 62 expediciones al Aconcagua, además de decenas de experiencias en más de 20 picos superiores a los 4.500 metros en la Argentina.
En Chile había hecho al menos seis expediciones. Cuenta con experiencia en otros 13 países, en puntos tan distantes como España, India y Tanzania. Aunque fue en Nepal que cambió su vida.
En 2011, cuando tenía 38 años, «Nacho» Lucero sufrió un infarto masivo a 7.400 metros de altura en el monte Manaslu, en la cordillera del Himalaya. Pocos después, padeció un ACV.
Pasó 20 días internado en ese país de Asia, con fronteras con China e India. Le siguieron años de rehabilitación para recuperar el habla y la marcha. Tuvo depresión. Lo rescató un perro mestizo callejero llamado «Oro«.
Ignacio Lucero, guía de montaña de Mendoza, en una entrevista con Clarín. Foto Delfo RodríguezEl perro lo acompañó en su recuperación y en algunas aventuras de montaña. Pero murió en 2021, a los 11 años. Lucero, en tanto, siguió mostrando su historia de vida en diarios, TV y hasta en una charla TED.
En esta última, el experimentado guía de montaña comienza, en silencio, caminando siete pasos. Fueron, cuenta, la clave para superar aquella extrema experiencia al doble de metros de altura que La Paz, capital boliviana.
«Era lo único que podía, lo único. Mi corazón no podía. la hipoxia no me dejaba. Mi corazón estaba partido. La experiencia me estaba partiendo. Yo me estaba muriendo y lo sabía. Dije, quiero vivir. Me tengo que reconfigurar, si puedo morir ya y listo el juego. Mi juego era ir hacia arriba, hacia las montañas, hacia donde está la comida de los Dioses. Ese era mi juego. Y pero ya no era más, entonces dije ‘tengo que sobrevivir, la vida está para abajo’», dice Lucero en los primeros poco menos de dos minutos de su charla en el famoso ciclo de conferencias sobre «ideas dignas de ser difundidas».
Y esos siete pasos, un descanso y otros siete pasos y otro descanso, le permitieron regresar junto a «Oro», que hasta su muerte una parte de su vida. Eso le recordaba el horario en el que tenía que tomar sus medicamentos porque era a la misma hora que el perro comía.
Contó su historia allí y en la mesa de Mirtha Legrand, en septiembre de 2019 luego de subir el Himalaya, motivado por «superar un ACV y un infarto» en 2012.
«Todos ponemos la vida en algo», le dijo a la conductora del programa emitido por El Trece. «En el escenario, cantando, en la mesa…», añadió, mientras otro de los invitados sugirió: «Es como subir el Aconcagua» y Lucero asintió.
Lucero se apoya en su madre y perdió a su papá y tiene cuatro hermanos. Tras el episodio en el Himalaya y previo a volver a enfrentarlo dijo: “La montaña me lastimó, pero me dio todas las herramientas para recuperarme”.
Ahora, en el cerro Marmolejo, enfrenta otro desafío de supervivencia.