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Se viene el asado brasileño?: esto anticipan expertos tras boom de importaciones de carne de cerdo

En las mesas, la carne vacuna representa mucho más que un alimento, es parte de la identidad cultural nacional, y, para la economía, es históricamente un pilar fundamental. Sin embargo, la apertura de los mercados internacionales abrió un debate que llegó hasta las góndolas de los supermercados y mostradores de las carnicerías: ¿puede la carne envasada importada competir en precio con la nacional? Esta pregunta surge en un contexto donde productos importados, desde tecnología hasta alimentos, comenzaron a ganar terreno gracias a políticas que eliminaron las restricciones comerciales.

El gobierno de Javier Milei implementó medidas que transformaron el comercio exterior y los hábitos de consumo de la ciudadanía. Desde diciembre del 2023, se redujeron aranceles y eliminaron las trabas a las importaciones, permitiendo la entrada de productos que antes debían enfrentarse a barreras significativas para entrar al mercado del país. Aunque estas políticas abarcaron desde indumentaria hasta tecnología, el impacto en alimentos también fue notable, sobre todo el envasados comopan lactal, pastas secas y conservas enlatadas.

Pese a eso, la carne vacuna envasada cuenta una historia diferente. Argentina, como país ganadero por excelencia, produce cerca de 3 millones de toneladas de carne bovina al año, de las cuales el 70% se destina al mercado interno, según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA). Este año, los precios de la carne local subieron significativamente: un kilo de roast beef en supermercados como Coto se consigue entre $8.500 y $10.000, si bien aún sigue consumiéndose, ahora se hace en menor cantidad.

Boom de carne porcina, ¿qué pasa con la carne vacuna?

Este aumento, que refleja una inflación acumulada y una menor oferta de hacienda, llevó a los consumidores a buscar alternativas más económicas, como el pollo o el cerdo. No obstante, la carne envasada importada no parece haber conquistado las góndolas del cliente promedio, como sí lo hicieron el pan o las pastas.

Obviando que, las importaciones de carne de vaca crecieron un 2.089% en comparación con el mismo período del 2024, dejando entrar 4.929 toneladas de alimento, esta solo representa el 2% del consumo local.

Aunque podría pensarse que esta apertura abarataría los precios, sobre todo de aquellos cortes que vienen de los países vecinos como Brasil, Paraguay y Uruguay, la carne importada se destina principalmente a la industria, como la fabricación de hamburguesas o embutidos, y no llega directamente al consumidor en los supermercados. Por lo tanto, su impacto en los precios al público es prácticamente nulo, y los cortes envasados en góndola siguen siendo, en su mayoría, de origen nacional.

Aun así, hay excepciones puntuales. En regiones como la Patagonia, se reportaron cortes de carne brasileña en supermercados, como en El Bolsón, donde productos que no cumplen con estándares europeos encontraron un mercado.

En el caso de la carne porcina, la situación es distinta: las importaciones, que crecieron un 435% en el primer cuatrimestre de 2025, alcanzando 19.403 toneladas, sí impactaron. Por ejemplo, la bondiola importada de Brasil se vende a unos $6.000 por kilo, frente a los $10.000 de la local, lo que representa una diferencia notable para el bolsillo.

Pese a estas excepciones, la carne vacuna nacional mantiene su predominio. Los consumidores argentinos, acostumbrados a la calidad de los cortes locales, no abrazaron masivamente la carne importada, que además no está ampliamente disponible en carnicerías ni supermercados. Asimismo, la estructura de costos locales, que incluye transporte, impuestos y márgenes de comercialización, hace que los productos importados no siempre logren traducir su menor costo inicial en un precio final competitivo. En el caso de la carne envasada, la logística de mantener la cadena de frío y los requisitos sanitarios encarecen el producto importado, reduciendo su ventaja.

Por eso, aunque la apertura comercial permitió que productos como el pan lactal, las pastas secas, los enlatados y la indumentaria ganen terrero por sus precios bajos, la carne de vaca de otros países no logró superar a la nacional en términos de precio, demanda ni disponibilidad.

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