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Sarcófagos de dinero: dónde van a parar los billetes que nadie quiere

«Si la gente antes venía al banco con una mochila, ahora viene con una carretilla», esa afirmación que podría sonar exagerada para cualquier extranjero es una imagen casi real en la Argentina. Y la proliferación de billetes circulantes en el país tiene como gran responsable a la inflación, que, aunque ahora muestre signos de desaceleración sigue alta. La situación es compleja porque no todo el tiempo el dinero está en movimiento, y a esos billetes que a veces se frenan, se le suman los que por su devaluación extrema o su desgaste caen en desuso.

Según el último informe del Banco Central, hay más de 11 toneladas de billetes en circulación (11.692,7 al 15 de agosto de este año). Esto equivale a cerca de un 25% más que la cantidad de billetes que había en diciembre de 2023 (9.920 millones) y más del doble en comparación a los registrados en diciembre de 2019 (5.242 millones).

De ese dinero, hay una cantidad que nadie quiere o que por el desgaste natural hay que dejar de usar. Qué pasa con esos billetes, dónde van a parar. en su gran mayoría a las bóvedas de los bancos. Ahí nace uno de los grandes inconvenientes que hoy por hoy detectan las entidades: el espacio de almacenamiento enseguida queda chico.

“La gente antes venía al banco con una mochila llena de pesos para depositar. Después, empezó a venir con la valija carry on, y ahora viene con la de 23 kilos, esa va directo a la bodega», cuentan en un banco de primera línea. Y agregan: «Ahora que llegaron los de $ 10.000, la situación de almacenamiento en los bancos empeoró porque la gente retiene esos billetes y suelta los de $ 1.000. Ni hablar de los de $ 500, los de $ 200 y los de $ 100. Todos quieren sacarse de encima los billetes de menor denominación”, explican.

Entonces, dentro de este universo de billetes existentes están: el papel moneda que queda momentáneamente quieto en el banco (pero que luego se vuelve a usar, por ejemplo, a principio de mes cuando se pagan los sueldos) y esos papeles que ya no se van a volver a usar, pero que tampoco desaparecen como por arte de magia.

Estos últimos, que a priori deberían ir al Tesoro del Banco Central, muchas veces y grandes cantidades quedan en las bóvedas bancarias porque la entidad monetaria también tiene un problema de espacio. Esto obliga a los bancos a seguir ampliando el lugar de guardado: sus bóvedas o «sarcófagos» de dinero, como los llaman irónicamente.

Actualmente, la mayoría de esas bóvedas están inundadas de amarillo anaranjado. Los billetes de $ 1.000 perdieron su valor y «la gente se los quiere sacar de encima», explicaron a Clarín en un banco que en este momento tienen guardado en una de sus bóvedas «en custodia» por «cuenta y orden» del Banco Central, unos 50 millones de papeles de esa denominación (es decir, $ 50.000 millones). El «BCRA no puede recibirlos y el banco se los guarda», cuentan.

Por esto último, hay entidades que aseguran tener hasta 400 bóvedas diseminadas por todo el país.

BovedasBovedasDe los billetes de $ 1.000 hay en circulación unos $ 6.090,4 millones en circulación. A esos hay que sumarle, unos 1.519,2 millones de $ 500; alrededor de 1.100 millones de los de $ 2.000 y 490,6 millones de los de $ 10.000. En breve, llegarán los de $ 20.000 (se estima están listos en octubre y entrarán en vigencia en noviembre de este año) para engrosar esas cantidades.

Según el último informe del Banco Central, el total de billetes en las calles asciende a 11.859 millones de billetes en las calles, unas 11 toneladas de circulante. Y para poner en perspectiva, otro dato: en 2019, ese número era de $ 5242 millones. De la salida de la convertibilidad, hasta ahora, la cantidad de circulante creció un 1.500%

Los de $ 100 y los de $ 200 son otro cantar. De los primeros, hay menos de 1.000 millones y los que no se usan sí los recibe el Banco Central. Lo mismo ocurrirá a partir del 9 de septiembre con los de $ 200 (hay un circulante de casi 400 millones de billetes), según una circular con fecha del 22 de agosto, la entidad monetaria comenzará a recibirlos desde el próximo mes para almacenar.

La condición que detalla la Comunicación «A» es «ha dispuesto la recepción de depósitos de billetes deteriorados ‘sin perforar hasta la denominación $200. Ese «perforar» es un paso previo a la destrucción y la hacen los bancos. La instancia de «picado» queda en manos de la autoridad monetaria.

«Antes los billetes se quemaban. Ahora se perforan y se pican en el Central», contaron en un banco. Antes se quemaban, pero esa práctica cayó en desuso porque «de esa forma no se dejaba evidencia de nada», ahora se pican y se fraccionan en ladrillos que incluso se regalan empaquetados y con la leyenda: «Sin valor comercial», aunque esta aclaración está de más porque sería imposible reconstruirlos.

El Banco Central acelera y flexibiliza la normativa para que se puedan destruir más rápido los billetes de $100, $200 y $500. Se estima, en breve comenzará a hacerse lo mismo con los más viejos de $1000, esto podría ocurrir una vez que comiencen a circular los de $20.000.

SN

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