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El Papa embistió contra Milei: En vez de justicia social, pagó gas pimienta

El papa Francisco no tenía programado asistir y anunció que “enviaría un mensaje” al simposio para recordar los diez años del primer encuentro de los Movimientos Populares en el Vaticano, realizado en 2014. Sin embargo, justo cuando estaba hablando el sindicalista argentino Alejandro Gramajo, apareció por sorpresa y habló, especialmente criticando al gobierno argentino. En su tramo más fuerte, deploró la represión durante la protesta de los jubilados de la semana pasada y el uso de gas pimienta por parte de las fuerzas federales.

El simposio se realizó en el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, que está fuera del Vaticano, en un gran edificio en el barrio tradicional del Trastevere. Francisco consultaba su discurso que leyó a medias. Improvisó muchas veces, alargó su intervención a más de una hora y habló en términos críticos de los conflictos sociales en Argentina.

Dijo que le habían mostrado el uso del gas pimienta en la protesta contra el veto a la movilidad jubilatoria. “Me hicieron ver una represión, hace una semana o un poco menos quizá. Obreros, gente que pedía por sus derechos en la calle. Y la policía la rechazaba con una cosa que es lo más caro que hay, ese gas pimienta de primera calidad. Y no tenían derecho a reclamar lo suyo, porque eran revoltosos, comunistas, no, no. El Gobierno se puso firme y en vez de pagar la justicia social pagó el gas pimienta, le convenía”, cuestionó Francisco, y agregó: “Ténganlo en cuenta a eso”.

Tras recordar el primer encuentro de 2014, en el que por su iniciativa se lanzó la defensa a través de los movimientos de las tres “T” (Tierra, Techo, Trabajo), dijo que defender a los excluidos es “Evangelio Puro”; “no el el Papa, es Jesús”.

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El papa Francisco criticó el protocolo antipiquetes: «En vez de pagar justicia social, pagó el gas pimienta»

También recordó lo que decía le decía su abuela cuando era adolescente: “El diablo entra por el bolsillo”. Según relató Francisco, un emprendedor internacional que estaba haciendo unas inversiones en Argentina le contó que fue a presentarle su plan a un ministro. “Lo atendió muy bien y le dijo ‘déjemelo, ya lo van a llamar’”, contó.

Al día siguiente, continuó el Papa, el secretario de ese ministro se comunicó con el inversor y lo invitó a “pasar en dos días para entregarle el permiso”. “Le entregó los papeles y la firma…y cuando él (por el inversor) se estaba por levantar, le dice: ‘¿Y para nosotros, cuánto?’… La coima. El diablo entra por el bolsillo, no se olviden”, sentenció Francisco.

Muchas veces los más ricos no aceptan la justicia social o la ecología integral por avaricia y la disfrazan de ideología. Empujan a los gobiernos para que los favorezcan, aunque sean malas políticas”, continuó el Papa. Aclaró que los empresarios crean puestos de trabajo y contribuyen a la prosperidad económica. Pero recordó que en su reciente viaje por cuatro países de Asia y Oceanía, en su etapa final en la ciudad-estado de Singapur vio como “la prosperidad no está bien repartida”.

Y, en la misma línea, completó: “Si no hay buenas políticas equitativas que afiancen la justicia social para que todos tengan Tierra, Techo y Trabajo, salarios justos y derechos sociales, la lógica del desastre se va a extender dejando a su paso violencia y desolación”.

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Otra referencia de Francisco a la Argentina: «El colonialismo se llama litio y se explota a tanta gente»

En el simposio hablaron algunos de los protagonistas de los movimientos populares. Entre ellos el dirigente argentino Juan Grabois, que prácticamente concluyó el encuentro en una intervención en la que anunció que los más ancianos dirigentes, entre ellos él mismo, se retiraban a un segundo plano para dar paso a nuevos dirigentes, más jóvenes.

Francisco señaló que el colonialismo ideológico va siempre unido al colonialismo material, en perjuicio de los pueblos. “Pienso en algunas experiencias del país, donde se llama litio al colonialismo y explota a tanta gente”. Y dedicó un largo elogio a las organizaciones sociales, todas cercanas a Grabois: “Ustedes no aceptaron ser víctimas dóciles. Esta es la parte más linda, no se achican, van al frente. La inequidad es la raíz de los males sociales. Que nadie les robe esa esperanza, ni les quite esa convicción. Que nadie apague esos sueños. La misión de ustedes es trascendente. Si el pueblo pobre no se resigna, se organiza, persevera en la construcción comunitaria cotidiana y a la vez lucha contra las estructuras de injusticia social, más tarde o más temprano las cosas cambiarán para bien”. Y agregó: “Les pregunto a ustedes, también a las personas de clase media que cada vez tienen que sacrificarse más para llegar a fin de mes y que no pueden ahorrar: ¿creen que los más ricos van a compartir lo que tienen con los demás o van a seguir acumulando insaciablemente?”

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