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Tengo que cuidar a los jugadores, es mi responsabilidad, afirma Flick tras la derrota ante el Osasuna

Los niños de Hansi Flick, y los no tan niños, saltaron a Pamplona como si jugaran con botas de madera. La precisión parecía imposible. El balón se le escurría a Ferran Torres, a Gerard Martín o a Èric Garcia, por mencionar los más evidentes en el toque descontrolado. En el descanso pareció que se pusieron el calzado bueno, de piel o poliuretano, con sus tacos ligeros. El juego combinatorio fluyó y el Barça recortó diferencias. Pero, curiosamente, en cuanto entraron los buenos, léase Lamine Yamal y Raphinha, el equipo se hundió como piedra en un estanque.

La racha de victorias de Flick se terminó en el mismo sitio que acabó la de Tata Martino hace unos 10 años. Entonces se empató a cero. Ayer se cayó con un marcador más llamativo. Faltó la precisión y la cohesión ofrecida durante lo que se lleva de temporada. No el espíritu de combate. 

Nos habíamos acostumbrado a los trucos de Flick y que siempre, como un mago, al retirar la sábana, desvelara un éxito inopinado. Jugara quien jugara, daba igual la edad y la experiencia de los comparecientes. En El Sadar puso a rodar en el aire más bolas que nunca y el entrenador alemán parecía haber convencido a la masa barcelonista de que ninguna se caería. Es la credibilidad adquirida. 

Hubo accidente. Esta vez, sí. Salió humareda negra. Flick admitió que la alineación era una caminata sobre un alambre, pero a su entender no había una vía alternativa. «Sé que es un riesgo hacer tantos cambios. Pero hay muchos minutos y el martes hay un partido muy importante», dijo tras el partido el técnico alemán, al que, por lo que vamos conociéndole, le gusta poner las luces largas. No escondió que pensaba en el estreno de Champions ante el Young Boys en Montjuïc y la necesidad de empezar ganando. Ahí se esperan a los más titulares.

Flick se puso delante ante quienes guste de señalar responsables de la derrota. «Tengo que cuidar a los jugadores, es mi responsabilidad. Si queréis culpar a alguien culpadme a mí», dijo el alemán. La gestión de minutos se está apreciando como una de sus grandes preocupaciones en esta fase de temporada. Hasta las sustituciones durante el partido parecen más pensados en el equilibrio del minutaje que en las necesidades del juego.

Por el buen camino

«Después del parón de selecciones de octubre volverán jugadores de sus lesiones, tendremos más para elegir. Los muchos cambios no son excusa, pero no teníamos otra opción», insistió. Lamentó, en particular, la escasez de futbolistas en el centro del campo. Eso sí, pese a la seriedad de su comparencia, subrayó que «vamos por el buen camino».

Flick no quiso perder ni un minuto en comentar las decisiones arbitrales, como sí hizo Pedri. El centrocampista se quejó del segundo gol del Osasuna, precedido de una falta a Pau Víctor, golpeado en la tibia y pisado en la bota. «Es falta clarísima porque es evidente que lo pisa. En el campo del Rayo nos quitan un gol por un pisotón de Koundé», se quejó el canario. Como capitán, lo protestó en el campo ante el árbitro. También un supuesto penalti sobre Lamine Yamal. «Era clarísimo».

Flick desdeñó las quejas. «Ya es parte del pasado y no pienso en ello». El futuro inmediato es la Champions, como volvió a remarcar en sus declaraciones.

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