La crisis humanitaria en el Catatumbo, producto de los enfrentamientos entre el ELN y las disidencias de las Farc, ha puesto de manifiesto la complejidad del conflicto armado en Colombia y los retos para avanzar en la construcción de la paz. En la mañana del de enero fue entrevistado en W Radio para abordar la problemática de orden público que afecta al país.
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Juan Fernando Cristo destacó la movilización del Gobierno para atender inmediatamente la situación en el Catatumbo. Las acciones incluyen la coordinación de la evacuación de personas, el envío de ayudas humanitarias y la planificación de visitas a la región por parte de altos mandos del Gobierno y las Fuerzas Armadas. Sin embargo, el ministro también señaló que las dificultades del Estado para implementar soluciones definitivas en el territorio representan un obstáculo significativo. Esta realidad resalta la brecha existente entre las políticas públicas y las necesidades reales de las comunidades afectadas por el conflicto.
El rompimiento de los diálogos de paz con el ELN es otro punto crítico abordado por Cristo. Desde su perspectiva, las acciones del ELN, calificadas como crímenes de guerra, han demostrado una falta de voluntad para avanzar en la construcción de paz. La postura del Gobierno apunta a un enfrentamiento directo con este grupo armado, en ausencia de condiciones propicias para la negociación. Según el ministro, la violencia desatada por el ELN ha dejado claro que su compromiso con la paz es inexistente, y esto obliga al Estado a endurecer su postura para proteger a la población civil.
“El ELN ha tomado la decisión, unilateralmente, de romper los diálogos de paz con el Estado y ha botado a la basura, una vez más, creería que de forma definitiva, la oportunidad de construir la paz en Colombia”, señaló.
Por otro lado, Vera Grabe, jefa negociadora del Gobierno en los diálogos con el ELN, ofreció en el mismo medio una visión que, aunque más esperanzadora, no ignora los retos y los límites del proceso. Para Grabe, el conflicto armado nunca puede ser la solución. Subraya la necesidad de mantener siempre abierta la posibilidad del diálogo, aunque este esté suspendido en el presente. Su postura aboga por la construcción de paz como un esfuerzo continuo y resiliente, recordando que los avances logrados en el pasado no deben ser desechados. La esperanza, según Grabe, es una herramienta poderosa, aunque difícil de mantener en un contexto de guerra.
“Por supuesto hay mucho escepticismo, pero siempre tenemos que llegar a eso. El presidente dio la orden de suspender los diálogos, no finalizar, hay que hacer esa diferencia, eso quiere decir que está parada la mesa, se suspende el proceso, pero eso no quiere decir que si más adelante el ELN realmente tiene una decisión de paz se abra la puerta nuevamente”, expuso.
En este sentido, Grabe también hace un llamado a los actores armados a cesar las hostilidades y proteger a la población civil. Para ella, la solución no radica en más guerra o en respuestas exclusivamente militares, sino en la creación de condiciones que permitan un retorno eventual a las mesas de negociación. Este enfoque plantea un contraste con la postura más pesimista del ministro Cristo, pero ambas perspectivas comparten el objetivo de mitigar el sufrimiento de las comunidades afectadas y priorizar la seguridad y el bienestar de la población.
El contexto actual exige una reflexión profunda sobre las estrategias para abordar la crisis en el Catatumbo. Por un lado, es innegable que el Estado necesita fortalecer su presencia en el territorio, no solo en términos de seguridad, sino también en la provisión de servicios básicos y oportunidades de desarrollo. Por otro lado, la posibilidad de retomar los diálogos con el ELN, aunque difícil en el corto plazo, no debe ser descartada de manera definitiva. La construcción de paz en Colombia ha demostrado ser un proceso largo y complejo, pero es una tarea que no puede ser abandonada.