Carta a una hija en una dictadura donde “los fusiles disparaban flores”
Cuando El Gráfico le atribuyó Ruud Krol, capitán de la selección holandesa, unas líneas para su pequeña durante el Mundial 78.
El 13 de Junio de 1978 la revista El Gráfico publicaba esta carta atribuida a Ruud Krol, capitán de la selección holandesa.
“Mi preciosa”
“Tu madre te leerá esta carta. Quiero decirte antes que nada, que te extraño mucho, aunque el recuerdo y la sonrisa que sale de tu foto, siempre me acompaña. Ya compré la muñequita que te prometí. Es rubia como tú y tiene un par de ojos exactamente iguales a los tuyos. Camina, habla y muy pronto, cuando yo regrese, jugaremos con ella tirados en el living.
Mamá me contó que los otros días lloraste mucho porque algunos amiguitos te dijeron cosas muy feas que pasaban en la Argentina. Pero no es así. Es una mentira infantil de ellos. Papá está muy bien. Aquí todo es tranquilidad y belleza. Esta no es la Copa del Mundo, sino la Copa de la Paz.
No te asustes si ves algunas fotos de la concentración con soldaditos de verde al lado nuestro. Esos son nuestros amigos, nos cuidan y nos protegen. Nos quieren como toda la gente de este país, que desde el mismo momento de la llegada nos demostró su afecto y nos tiraban besos y todas las manos querían abrazarnos.
(…) Cada vez hace más frío . Por las ventanas del hotel vemos todos los días caer la nieve. El paisaje es hermoso, pero me faltas tú. Sonríe, pronto estaremos juntos. No tengas miedo, papá está bien, tiene tu muñeca y un batallón de soldaditos que lo cuida. Que lo protege y que de sus fusiles disparan flores. Dile a tus amiguitos la verdad. Argentina es tierra de amor. Algún día cuando seas grande podrás comprender toda la verdad. Te adoro, cuida a mamá, espérame con una sonrisa y andá pensando en un nombre para la muñequita. Mi beso”. “Papito”.
PD: Yo ya elegí el nombre para tu muñeca. Será “Argentina”. Si puedes elegir uno mejor, dímelo”.
Se habló mucho de esta carta. De su publicación. De su odio rosa. ¿Pero sabe una cosa?, no fue real. Fue el invento del periodista Enrique Romero en connivencia con la revista El Gráfico. Una propuesta diseñada, seguramente, por el fascismo “cuqui” y moderno de Editorial Atlántida. La revista pretendió hacer un striptis rosa y emocional de la realidad, pero lo que le salió fue un desnudo mental que puso al descubierto sus tres o cuatro neuronas. El capitán de la selección holandesa, Ruud Krol, desmintió de inmediato que hubiera sido el responsable de la carta a su hija publicada. La intoxicación ideológica y la falsedad informativa más que chocar con la realidad chocó con lo grotesco, el absurdo y lo infame.
Solemos decir que la desinformación es un problema de nuestro tiempo. No, no es verdad que hoy se mienta más que nunca (aunque a veces lo parezca); pero es cierto que gracias a internet y las redes sociales la mentira posee mayor capacidad de difusión.
En la manufactura de la desinformación la ciudadanía se enfrenta a un control social entendido como mecanismo sibilino de psicología de masas que logra el sometimiento de las conciencias a los paradigmas culturales sistémicos necesarios para mantener la dominación del modelo economicista ultraliberal. Un espacio donde se extingue todo residuo de piedad y la figura humana deja de conmover. Ahora mismo, por el país, pululan nostálgicos de aquella dictadura, muy, muy creciditos. Como vemos la memoria no es garantía de nada, así que imaginen sin ella. El pasado es sólo lo que recordamos. Según El Gráfico vivíamos en un país donde los “fusiles disparaban flores”.
(*) Periodista, ex jugador de Vélez, clubes de España y campeón mundial 1979