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Una funcionaria judicial denunció por acoso sexual a un juez de San Isidro

Cuando estaba por terminar su presentación, en las líneas finales, sostuvo: “En virtud de lo narrado y del temor reverencial que me provoca el doctor Ernesto García Maañon solicito que se tomen las medidas necesarias para asegurar mi bienestar personal y no ser víctima de represalias”. El presidente de la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal de San Isidro acababa de ser denunciado ante la Subsecretaría de Control Disciplinario de la Suprema Corte de Justicia bonaerense.

Si fuese una denuncia penal, los delitos a investigar serían abuso sexual, acoso laboral y una situación amenazante o de amedrentamiento por “blandir un arma de fuego cerca del rostro de la víctima”, según se desprende de la presentación, a la que tuvo acceso LA NACION.

Se trata de otro duro golpe para la imagen del Departamento Judicial de San Isidro después del escándalo protagonizado por la jueza Julieta Makintach, que derivó en que se declarase nulo el juicio donde se intentaba develar si hubo responsabilidades penales por la muerte de Diego Maradona.

G. B. S. es una funcionaria judicial que tiene el cargo de secretaria letrada y cumple funciones “propias y exclusivas” en la Secretaría de Presidencia de la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal de San Isidro desde 2016. Antes, durante cuatro años, se desempeñó como auxiliar letrada. La denuncia, según informaron fuentes judiciales, fue presentada ayer a la tarde.

Ante consultas de LA NACION, allegados a García Maañon dijeron que el magistrado no iba a hacer declaraciones sobre el tema.

La situación que sufrió la funcionaria judicial, según reveló en la denuncia, afectó su salud “emocional y mental”. Ahora, se encuentra con licencia psiquiátrica por trastorno de ansiedad. “Lloro todo el tiempo, me angustia pensar que puede tomar represalias”, sostuvo G. B. S. en la presentación hecha en las últimas horas.

El presidente de la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal de San Isidro, Ernesto García Maañón

No pensaba hacer la denuncia, según explicó. Pero todo cambió a partir de una situación que ocurrió el viernes pasado que fue determinante para que modificara su postura.

Ese día, según el relato de G. B. S, García Maañon envió un mensaje al grupo de WhatsApp que integran los jueces y los secretarios de la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal de San Isidro para decir que no quería trabajar más con ella porque “se había mandado varias ‘macanas’”.

“Esa situación violenta me indignó: no era justo que abusando de su posición me desprestigiara mentirosamente frente a los demás jueces, vertiendo conceptos que en definitiva afectaban nuevamente mi dignidad, porque me humillaba nuevamente de forma pública, pero esta vez ante mis superiores, pese a que ambos sabíamos que ello se basaba exclusivamente en mi decisión de no tener una relación sentimental con él”, sostuvo G. B. S. en su presentación.

Cuando García Maañon habló de las supuestas “macanas”, la funcionaria reenvió al citado grupo un mensaje de voz que le había enviado el magistrado el 4 de abril pasado a la 1.21. Era un chat de ocho minutos, aproximadamente.

En la denuncia ante la Subsecretaría de Control Disciplinario de la Suprema Corte de Justicia bonaerense hizo una transcripción del mensaje. Entre otras cosas, según la presentación, García Maañon le dijo: “Te fui tan sincero, no creo que otro tipo te lo haya dicho tan claro. Me parecés atractiva, y bueno, todo genial, me encantaría, pero tener algo con vos”; “soy muy auténtico, te dije a vos que me atraías, que me hubiera encantado tener una relación con vos del nivel que sea”; “quería ir a comer con vos. Movernos en otro contexto, porque me parecés muy atractiva, hay mucha atracción sexual de mi parte, por lo menos”, “pero no importa, ustedes son muy, vos misma lo reconociste, muy complicadas y hay que entenderlas como son. Es así… yo si de algo entiendo es de mujeres y caballos. Y no hago comparación, son dos seres complicados. He tratado de entenderlo lo mejor posible y me ha salido bien”.

Cómo empezó todo

La denuncia de G. B. S. comenzó con un relato pormenorizado de las situaciones de abuso que afirma haber vivido desde fines de febrero pasado, cuando García Maañon, de 75 años, estaba a punto de volver a ejercer la presidencia de la Cámara.

Según recordó la funcionaria, el 20 de febrero último, la funcionaria fue convocada a la oficina del magistrado “para ultimar detalles con relación a su futura presidencia” a partir de marzo. Entre otras cuestiones, hablaron de pautas de trabajo.

“Desde esa fecha comenzó un vínculo cordial, basado en el respeto y la confianza, de índole laboral, al menos de mi parte. Sin embargo, con el correr de los días comenzó a mencionar mediante mensajes o en forma personal que le parecía atractiva, que no me tire a menos, que así tenía que ir por la vida, señalando que era una ‘opinión masculina experta’.

El 25 de febrero, en el contexto de una conversación por WhatsApp, le dijo: “Cuidá tu cuerpo y salud, que te eleva la autoestima. Consejo, look para los juramentos (y para que me envidien): pelo suelto y el traje negro escotado con mini que llevaste el martes pasado”.

El juez de Cámara de San Isidro Ernesto García MaañónFacebook

G. B. S. trató de ser cordial en la respuesta, pero nunca más se puso el vestido que le había pedido el juez, explicó en su denuncia.

El 30 de marzo pasado, un mes después de que García Maañon asumiera la presidencia, la denunciante comenzó a recibir mensajes de WhatsApp en horas de la madrugada. “¿Despierta?”, le preguntó un día a las 1.12, según dijo G. B. S. y, seguido, le escribió: “La noche es como el vino, te desinhibe. La noche es deseo, la pasión, la aventura”.

G. B. S. hizo referencia a una invitación del magistrado para que vaya a comer un asado a su casa, donde iba a estar un comisario, uno de sus hijos y un custodio. Pensó varias veces cómo decir que no a esa “reunión de trabajo” programada para un sábado, finalmente se enfermó y no fue.

El 2 de abril, explicó la denunciante en su presentación, García Maañon le dijo que era un “cazador” y que le gustaba la “presa difícil”, “el caballo que le costaba domarlo” y que le gustaban las “mujeres que no eran sumisas”.

“Ni una sola vez le di a entender al doctor García Maañon que había posibilidad de un vínculo del tipo que intentaba”, sostuvo G. B. S. en su relato de los hechos.

Al promediar la presentación, la funcionaria recordó una situación donde, por primera vez, se sintió intimidada.

“En una ocasión en la que nos encontrábamos a solas me ordenó: ‘Sentate en ese lugar’, señalando un cuerpo de un sillón, haciendo alusión a un sillón de tres cuerpos. Me senté y el almohadón se hundió considerablemente y quedé como hundida, pequeñita. Entonces se sentó a mi lado y, mientras yo intentaba leer y explicarle temas [de trabajo] que había llevado escrito en hojas, su mirada y su cuerpo se giró considerablemente sobre mi cuerpo y su mirada se posó por encima de mi hombro. Fue la primera vez que me sentí intimidada por el doctor García Maañon. Era el presidente, mi jefe, nunca antes había vivido tal incomodidad. La luz tenue innecesaria, y la cercanía de su cuerpo me incomodó, sentí como que respiraba casi sobre mi cara. Yo miraba hacia abajo las hojas, tratando de leer de manera rápida la firma para retirarme y él, en un tono lento, me miraba haciendo como que le interesara lo que leía. Me intimidó con su cercanía y lo notó. Luego, con voz suave, me preguntó ‘¿Te incomoda?’. Sí, le contesté con firmeza. Automáticamente, se levantó y se sentó en otro sillón, y me dijo, como desentendiéndose de la situación, ‘tendré que cambiar ese almohadón’“, sostuvo G. B. S. en su denuncia.

En un momento, como esa relación “jefe-empleada” le pesaba y la ahogaba, G. B. S. aceptó ir a cenar a un lugar público.

“Me dijo ‘con que cenemos juntos me basta. Por mí podés venir desnuda jaja…’. Sin embargo, no le pude poner freno. En horario laboral me citó en el despacho. García Maañon estaba en una postura juvenil, como excitado. Salió de su escritorio y me detuvo en el medio de su despacho [después de contarle que había averiguado un lugar con menú celíaco]. Me tomó de la cintura e intentó bajar la mano hacia mi cola, me sorprendí y di un paso hacia atrás, le dije ‘¿Pasó algo?’ Me dijo ‘no, solo quería verte’“, contó la funcionaria. Ella se fue del despacho.

Una de las últimas situaciones de acoso que describió G. S. B. en la denuncia fue el 19 de junio, hace casi un mes, en el despacho del magistrado. García Maañon ya le había dicho que era instructor de tiro.

“Me dijo que me sentara. Se levantó, saco del cajón su arma, le puso el cargador, le sacó el seguro o se lo puso, dado que solo escuche el ruido, y en un movimiento rápido la pasó cerca de mi cara. No recuerdo si la puso delante de su pantalón o detrás, quedé como helada de haber visto el caño del arma pasar cerca de mi cara. Él salió del escritorio, tomó un bolso, y dijo ‘me retiro’. Salí del despacho y fui a mi despacho y comencé a llorar”, sostuvo G. B. S., según consta en el documento al que tuvo acceso a LA NACION.

En la parte final de la denuncia, después y de hablar del temor reverencial, G. B. S. solicitó que se le autorice y se disponga el cambio de “dependencia laboral”, que se cite a una serie de testigos, que, “atento al cargo de García Maañon se tomen las medidas necesarias para lograr la mayor imparcialidad en la presente investigación” y, por último, pidió que “respecto de los delitos de acción pública” se le notifiquen el número y estado de la investigación penal preparatoria (IPP).

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